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Progresión de la enfermedad de Alzheimer

 
Carlos Alberto Cano 
Miguel Germán Borda
Instituto de Envejecimiento, Pontificia Universidad Javeriana
Intellectus, Centro de Memoria y Cognición, Hospital Universitario San Ignacio
 
La enfermedad de Alzheimer es una entidad irreversible, progresiva de inicio insidioso y que en etapas iniciales puede no ser detectada por el paciente o su la familia, siendo muchas veces catalogada erróneamente como algo normal en la vejez. 
 
Cambios leves en la atención, disminución de la velocidad del procesamiento y pequeñas fallas en la memoria de trabajo pueden ser normales siempre y cuando la persona no experimente disminución en la capacidad para realizar actividades de la vida diaria como manejar dinero, las llaves del hogar o tareas como el aseo personal o alimentarse, entre otras.1
 
Más que hablar de demencia senil, se deben manejan 3 conceptos respecto a la cognición: la normalidad, el deterioro cognitivo leve y la demencia, encontrándose entre esta última la demencia tipo Alzheimer.2, la cual surge de una serie compleja de cambios en el cerebro que ocurren durante décadas existiendo factores que aumentan el riesgo de preséntala y que han sido bien definidos como son: la historia familiar, la diabetes, la obesidad, la hipertensión, la dislipidemia y los malos hábitos del estilo de vida como el sedentarismo, la dieta alta en grasas y carbohidratos y el tabaquismo.
 
El primer síntoma que suele tener una persona con enfermedad de Alzheimer es la pérdida de la memoria que al inicio puede ser muy sutil en aspectos relacionados a cosas que ocurrieron recientemente, tales como lo que se comió en el desayuno o donde dejó las llaves. Posteriormente aparece la dificultad para aprender cosas nuevas y la tendencia de la persona a preguntar muchas veces lo mismo, o a repetir historias una y otra vez porque olvida ya haberlas contado. Tal como se ha referido, uno de los hallazgos más relevantes es el no poder llevar a cabo tareas sencillas de la vida diaria con la facilidad que se hacían previamente.3 Es frecuente desafortunadamente que estas personas sean evaluadas inicialmente en estadios avanzados, dado que sus familiares detectan la presencia de síntomas muy sobresalientes como son la desorientación, (se pierde en el barrio o más aún en su propia casa), fallas en memoria a largo plazo (no recuerda el nombre de personas conocidas como sus hijos), alteraciones en el comportamiento, (apatía, depresión, agitación, agresividad, alteración en la higiene, conductas inadecuadas), alteración en el lenguaje e incontinencia urinaria y/o fecal.4
 
A pesar de la ausencia de cura esta enfermedad, existen múltiples tratamientos farmacológicos y no farmacológicos encaminados a detener la progresión; por lo tanto es de suma importancia detectar los cambios sugestivos de esta entidad de forma precoz y  aún es más relevante controlar los factores riesgo modificables para evitar la aparición de la esta enfermedad.5
 
Bibliografía
1. Khachaturian ZS. DIagnosis of alzheimer's disease. Archives of Neurology 1985;42 11:1097-1105.
2. Cano C. Alteraciones cognoscitivas. Bogotá, Colombia: Instituto de Envejecimiento. Pontificia Universidad Javeriana. Hospital Universitario San Ignacio; 2011:32.
3. Cano C. Cambios en las actividades instrumentales de la vida diaria en la Enfermedad de Alzheimer. Acta Neurol Colomb 2010;26 3.
4. Lopera V, Jacquier M, Cano C. Escalas Funcionales de la Vida Diaria Versus MMSE (Minimental) en la Detección Temprana de la Demencia Tipo Alzheimer. Influencia del Genotipo APOE. Univ Méd 2001;43 3.
5. National Guideline C. World Alzheimer report 2011: the benefits of early diagnosis and intervention.  http://www.guideline.gov/content.aspx?id=39435. Accessed 1/30/2014.