En el mundo hay varios días del mes de octubre dedicados especialmente a temas que tienen que ver con la salud: el 8 el cuidado paliativo, el 10 la salud mental, el 14 la donación de órganos, el 17 sobre el dolor y el 6 de octubre, con el Encuentro de Pensionados y Condecoración por tiempo de servicio, nuestro Hospital, en conjunto con la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, celebra los 75 años de su fundación.

En una ocasión como esta, me tomo la libertad de tomar prestadas las palabras del Papa Francisco en su reciente visita al país, que calaron tan hondamente en los corazones de todos, independientemente de sus creencias. Podemos decir a los pensionados y a todos aquellos que han prestado sus servicios en el HUSI, a lo largo de estos 75 años, lo que dijo el Papa Francisco a los jóvenes reunidos en la Plaza de Bolívar en Bogotá:

Venimos para aprender de su fe, de su fortaleza ante la adversidad. Han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes…Ustedes tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de otros; son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos.

A raíz de la Carta Encíclica "Laudato si" (Alabado seas) hemos tomado conciencia de la importancia de nuestro servicio en la construcción y conservación de nuestra Casa Común, la cual como repitió el Papa Francisco en Cartagena:

"… debe continuar levantándose sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables…"

Son muchos los que en estos 75 años han contribuido a lo que somos hoy y de múltiples formas:

Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Este no se hace solo con algunos de «pura sangre», sino con todos. Pero entre todos, es justo destacar el papel de las mujeres: La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino…Pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, son las mujeres quienes, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe.

Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es «subir de categoría», apegarse a intereses materiales, que llegan incluso a la torpeza del afán de lucro. Los invito al compromiso, no al cumplimiento.