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He pensado que… febrero de 2018
Por: Padre Eugenio Antonio Gómez Caycedo, S.J. – Director de Auditoría Interna de Gestión
Feb 02 2018
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He pensado que la ORIENTACIÓN AL SERVICIO que consideramos como una de las Competencias Organizacionales (TOCA) de nuestro Hospital, y que definimos como: "Decisión permanente de ayudar y servir con excelencia actuando con sensibilidad ante las necesidades de los usuarios del hospital, comprendiendo adecuadamente sus demandas y generando soluciones efectivas", está amenazada por el pensamiento de que unos seres humanos están hechos para mandar y otros para servir y que estos últimos son inferiores a los primeros.

Es lo que el filósofo griego Aristóteles trata de demostrar en su obra "La Política":

"La naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes, obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés del señor y el del esclavo se confunden. La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la mujer y la del esclavo." (Política; LIBRO i).

Han pasado muchos siglos y aún persiste en nuestras sociedades esa manera de pensar: la palabra "servir" y afines tales como: sirviente, siervo, servil, y sinónimos como: criado, coime, empleado, nos parecen calificativos poco deseables, mientras que amo, dueño, señor, don o doña, jefe, doctor o doctora, reverendo etc., se acomodan mejor a nuestras aspiraciones. Y más que los apelativos que usamos, lo que verdaderamente importa son las actitudes que tomemos y conclusiones que apliquemos en el ejercicio de nuestras funciones y mutuas relaciones: "¿Sabe usted quién soy yo?".

Todavía nos cuesta asimilar la enseñanza de Jesús, quien después de lavar los pies a sus discípulos les dice:

"¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes".

San Ignacio de Loyola culmina los Ejercicios Espirituales con lo que llama: "Contemplación para alcanzar amor". Invita al que hace los Ejercicios a recopilar todo lo que ha recibido a lo largo de su vida:

"…traer a la memoria los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios nuestro Señor por mí… reflexionar, en mí mismo, considerando con mucha razón y justicia lo que yo debo de mi parte ofrecer y dar a la su divina majestad, es a saber, todas mis cosas y a mí mismo con ellas…" (Ejcs. 234).

Y puesto que, dice el mismo San Ignacio, el amor es comunicación entre los que se aman y se muestra más en las obras que en las palabras, es preciso "en todo amar y servir": corresponder al amor con amor a través del servicio en todo cuanto hacemos.