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POR EL CONTROL DEL DOLOR
Por: Julio César Castellanos Ramírez, M.D. - Director General
Jul 11 2016
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En el HUSI, el control del dolor de nuestros pacientes, siempre, ha sido una prioridad. No obstante, estamos intensificando nuestro conocimiento y acciones para lograr evitar el dolor evitable y controlar el dolor inevitable.  
 
El Diccionario de la lengua española lo define como: "Sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior". Mientras que el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, trae 111 definiciones relacionadas con esta palabra. En esta obra de define dolor como: 
 
"Experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial y vehiculada en muchos casos a través del sistema aferente nociceptivo. Considerada una señal universal de enfermedad, constituye el síntoma más frecuente de consulta con el médico. La función del dolor es proteger el cuerpo y preservar la homeostasis. La cualidad, el curso temporal, la localización espontánea y durante la palpación proporcionan claves esenciales para el diagnóstico etiológico. El dolor, sobre todo el crónico y rebelde, provoca un repliegue de la persona sobre sí misma y genera un malestar referido a una parte del cuerpo y al conjunto del mismo en forma de sufrimiento".  
 
Es tan complejo este tema que ya desde el Renacimiento el célebre poeta italiano Dante Alighieri (1265-1321), anotaba: "Quien sabe de dolor, todo lo sabe". Y considero que esto aplica tanto a quien lo padece como a quien lo trata, y por ello todos debemos prepararnos para cuando tengamos que soportarlo, a los profesionales, por su parte, nos corresponde aumentar nuestro conocimiento para tratarlo.
 
Es claro que el dolor es parte importante de nuestro sistema de defensa, en cuanto nos alerta cuándo y dónde no van bien las cosas, y en este sentido es deber del médico encontrar la causa y buscar la cura o tratamiento para lograr el control del dolor. Mas no siempre es controlable la causa del dolor. Es más, en ocasiones, el dolor en sí mismo es la enfermedad. Tratándose de dolores crónicos rebeldes, como la definición anterior lo menciona, pasamos al sufrimiento y este puede generar en la mayoría de pacientes, además de las afectaciones físicas importantes, alteraciones mentales y deteriorar la calidad de vida hasta llegar a afectar el equilibrio de salud de la persona. Por ello, quienes atendamos paciente con dolor crónico tenemos el deber de mejorar nuestro conocimiento al respecto, e iniciar trabajos en equipo que permitan dar una mejor atención. 
 
Como mencionó el tercer presidente de los Estados Unidos Thomas Jefferson (1743-1826): "El arte de la vida es el arte de evitar el dolor".  Por ello, es necesario que se establezca un diálogo entre el equipo de salud y el paciente, que permita el diagnóstico y manejo del dolor adecuado a cada persona, aplicando además de los medicamentos las medidas no farmacológicas. Así como es importante que, para los procedimientos desde los más sencillos como la canalización de una vena hasta la cirugía mayor, el paciente conozca qué tanto puede doler, qué tanto puede hacer para prepararse o controlar el dolor y qué se hará desde el equipo de salud para disminuirlo o manejarlo.
 
Dado lo anterior, en todas las instituciones centradas en el paciente se cuenta con profesionales preparados en el manejo del dolor que trabajan interdisciplinariamente.   
 
En el Diccionario de términos médicos se define unidad de dolor como: "Unidad formada por un equipo multidisciplinar (anestesiólogos, psicólogos, psiquiatras, rehabilitadores, etc.,) que se ocupa del tratamiento global del dolor crónico de cualquier naturaleza mediante el uso de múltiples modalidades terapéuticas"
 
En nuestro Hospital tenemos profesionales para manejo del dolor en los Servicios de Anestesia y Neurociencias, en el Centro de Cuidados Paliativos y en la Consulta de Fisiatría que se integran en la Clínica de Dolor y Juntas Médicas para el manejo de situaciones complejas.
 
Por lo anterior, les invito a continuar nuestro trabajo para superar el dolor y pasar a lo que el Papa Francisco invita: "Pero con la alegría y la esperanza vamos adelante, porque después de la tempestad llega un hombre nuevo, como cuando la mujer da a luz. Y Jesús nos dice que esta alegría, esta esperanza, es duradera, no pasa".