"Y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento" (Lucas 2, 7). Con este sencillo texto se describe en el Evangelio el nacimiento de Jesús, hecho que da origen a una de las festividades más celebradas en el mundo occidental: "La Navidad". Les invito a reflexionar sobre este sencillo suceso en el cual las palabras luz, envolvió y acostó en un pesebre, dan la sensación de amor y calor, no obstante, se anota que la Sagrada Familia no tenía sitio en un alojamiento.

 

Muchos colombianos y colombianas en este mes estarán como el Niño Jesús, sin sitio para su atención. Es evidente a los ojos de todos, que no hay suficientes camas en nuestra ciudad y muchos pacientes pasan horas e incluso días en los servicios de urgencias, por tanto, acojamos con mayor cariño y cuidado a todos aquellos quienes por falta del alojamiento hospitalario deben permanecer en camillas o sillas. Vivida esta actitud generosamente en Navidad, extendámosla a todo el año. 

 

Pero ese deber cristiano de ayudar a que el que tenga necesidad sea protegido y albergado, también corresponde ponerlo en práctica a los pacientes y familias, si asistimos oportunamente a nuestros servicios de cuidado ambulatorio por consulta externa de manera preventiva u oportuna y no usamos de manera innecesaria los servicios de urgencias. Si obramos así de esta manera; también haremos una gran labor.

 

En esta Navidad cuando celebremos en familia y nos regocijemos con regalos y la cena familiar, no olvidemos invocar una oración profunda de reconocimiento a las valiosas personas médicos, enfermeros, auxiliares y otro personal, quienes harán turno en estos festivos y brindando sus servicios con amor y cuidado al que sufre de enfermedad o accidente, nos apoyan a todos a cuidar nuestra vida y nuestro bienestar. 

 

Navidad para algunos significa nostalgia, para otros, alegría, descanso, y para otros, recogimiento. Es una buena época que aprovechamos para reencontrarnos con la familia, compartir con ellos con mayor frecuencia e intensidad alrededor de la Novena y de las celebraciones.

 

Les invito a que, independientemente de nuestra fe y creencias, durante las celebraciones de Navidad demos apertura a nuestro corazón y manifestemos la alegría de estas festividades brindando todo el amor a nuestra familia, a nuestros compañeros y compañeras de trabajo y a nuestros pacientes. Les invito a mirar el camino recorrido en el año y demos gracias por todo lo bueno que nos ocurrió.

 

Los indicadores en atención al usuario, calidad, asistencia y resultados financieros, que superan ampliamente los del año anterior, son un logro de todas las personas que prestamos nuestro servicio en el Hospital Universitario San Ignacio. En nombre de las Directivas del Hospital un abrazo fraterno de agradecimiento a todas y todos por el esfuerzo realizado, y a nuestros usuarios muchas gracias por confiar en nosotros y darnos la oportunidad de servirles. 

 

Regocijémonos en familia con la alegría del deber cumplido y con la seguridad de que iniciaremos el 2017 con el nuevo impulso para que los logros de este nuevo año superen los ya conseguidos para el bien de nuestros pacientes y el bienestar de nuestra Comunidad. 

 

Hagamos personalmente y en familia una especial oración de Navidad para agradecer al Señor que nos ha permitido en nuestras profesiones y en el trabajo diario atender a los pacientes y sus acompañantes con una vocación de servicio en la atención de salud, para vivir como testimonio nuestro amor por la humanidad, dando respuesta al reto que el científico Albert Einstein (1879-1955), planteó: Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.

 

A TODAS Y CADA UNA DE LAS PERSONAS QUE COLABORAN EN EL HUSI, A NUESTROS USUARIOS Y A SUS FAMILIAS LES DESEAMOS UNA FELIZ NAVIDAD 2016 Y UN VENTUROSO NUEVO AÑO 2017.