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Covid-19: La pandemia que mata

Eje 21 | 18 de junio del 2021
 

Todos los días en mis informes del covid19, repito y aconsejo hasta la saciedad los cuidados que debemos tener para evitar la infección, pero parece que a la gente nada le importa. No le dan valor a su propia vida.

Algunos periodistas a diario contactamos por iniciativa propia a otros colegas para conocer cómo se encuentran y después cruzamos información, ante la gravedad del coronavirus. En una de esas rondas estuve en contacto con la colega Nidia Jeanette Martínez, egresada de la Universidad de la Sabana a quien conocí en sus prácticas profesionales en RCN.

Habíamos dialogado hacía muy poco, cuando una persona del grupo me dijo que ella había sido internada en la UCI del Hospital de San Ignacio de la Universidad Javeriana.

Me impactó. No lo podía creer porque en ese diálogo reciente, no mencionó que estuviese enferma o algo parecido.

Afortunadamente tras varias semanas, Nidia Jeanette se recuperó y apenas pude contactarla vino la pregunta obligatoria

-Cómo se da cuenta que había adquirido el covid19?

R- «en realidad no sé cómo me contagié siempre mantuve las medidas de bioseguridad tanto en mi casa como en mi puesto de trabajo, todo empezó el sábado 24 de abril en la tarde con una fiebre intensa y un fuerte malestar. Mi pareja y yo nos enfermamos al tiempo, pero a él no le dio tan duro, mientras que a mí me afectó en forma severa. Empecé toda la semana con fiebre que iba de 38 a 39.5 y como teníamos un control permanente por parte del Dr. Julio Cesar Castellanos, Director del Hospital San Ignacio de Bogotá, amigo y director médico del programa de Salud que hacemos, el me pidió que empezara a medirme la oxigenación, la que debe estar por encima de 90, según entiendo y a mí me bajo a 76. En ese momento, el 3 de mayo, vienen lo médicos a chequearme y cuando ven ese número inmediatamente me llevan al Hospital San Ignacio para estabilizarme»

-Cuando decide ir al hospital tenía una mediana idea de lo que le esperaba? (tratamiento), intubación, salas compartidas, oxigeno, etc?

R- «No. Realmente no. Pensé que solo me estabilizaban y volvía a casa. Pero estuve todo el día en el Hospital, con exámenes y análisis hasta que al final del día, luego de muchos resultados, me indican que tengo demasiado inflamados los pulmones y que, si no voy a una UCI, puedo entrar en paro cardio-respiratorio. Yo la verdad me asusté mucho, sentí angustia, particularmente de informarle a mi madre y a mi sobrino, pues con mi pareja ya habíamos hablado y sabíamos que no había alternativa. Pero el susto de decirle a mi mamá por su reacción, me tenía muy angustiada. A mí me informan en la noche de esa situación y hacia las cuatro de la mañana del 4 de mayo me internan en el UCI.»

-No estaba vacunada. ¿Cómo es el tratamiento?, porque mucha gente no cree en lo doloroso y extenuante que pueda ser.

R- «Realmente hasta ahí recuerdo, cuando me llevan y me sedan ya pierdo la conciencia, lo que entiendo es que la medicación es muy fuerte y lo que siento mientras estoy en la UCI, es mucha angustia, una agonía muy grande y sobre todo desespero. Alucino veo luces, veo cosas, traslados, situaciones reales, pero todo es a causa de la fuerte sedación y los medicamentos que según entiendo incluyen opiáceos e incluso morfina. En medio de todo esto, yo trato de orar, rezar el rosario, como lo hago diariamente en forma habitual y siento que no puedo hacerlo completo, pero lo que, si tengo claro ahora que trato de explicarme todo, es que tenemos un Dios vivo, infinitamente misericordioso y la Virgencita me sacaron de allí. Además de la oración de mi familia, mi pareja, mis compañeros de trabajo y amigos queridos, todo eso me ayudó a volver. Fue una situación muy difícil.»

-Estuvo sedada todo el tiempo?

R- «Estuve sedada desde el 4 de mayo hasta el 12, luego me sacan y empiezan a hacerme seguimiento, hasta el 21 día en que me dan de alta. Lo más difícil, una vez sales de la UCI, te das cuenta que tienes reseteado todo el cuerpo, no sabes caminar, no tienes ni la más mínima fuerza, para cepillarte los dientes, o voltear tu cuerpo para cambiar de posición en la cama. Yo conté con los ángeles del Hospital San Ignacio, auxiliares, enfermeras, médicos, especialistas y el Dr. Castellanos, que estuvo al frente de todo. Eso fue fundamental en todo el proceso de volver a la vida y recuperar mis funciones, porque el choque es muy fuerte».

– ¿En algún momento en esa sala donde la muerte acecha, pensó que moría?

R- «La verdad sabía que la UCI era mi única oportunidad de vivir, si Dios y la virgencita me ayudaban seguro volvería, pero si no entraba, podía entrar en paro cardio respiratorio y ahí sí, no tendría ninguna oportunidad. Antes que me llevaran me llene de fuerza, ore mucho, me preocupaba mi mamita, que es una persona mayor, pero me llené de valor y no pensé en la muerte, sino en la oportunidad de vida que en este momento tenía, cuando en la actualidad no hay UCI y yo si la tenía».

Finalmente se va recuperando y es una historia que no pueden contar todos.

R- «Bueno ya voy en la tercera semana y la verdad creo que las bendiciones del cielo me llegaron, porque con mucha disciplina, ánimo, optimismo y ganas de mejorarme, he logrado recuperarme en una forma que hasta a los médicos los ha asombrado. Tengo terapia física, todos los días, la alimentación es estricta tratando que todo sea muy sano y que me de fuerzas, intento estar lo más tranquila posible, porque después de este episodio, me iban dando ataques de ansiedad. La siquiatra me dijo que era normal, un estrés postraumático, que también con oración y fuerza de voluntad he ido manejando».

- ¿Cuándo vuelve de esa locura, lógicamente hay que adiestrarse de nuevo a la vida… no podía caminar? no podía lavarse los dientes por si misma? ¿no podía ni comer?

R- «Si. Es un momento muy triste, porque no sabes cómo poner los pies en el piso para dar el paso a paso. Las manos no tienen fuerza para coger las cosas que necesitas, estando en la cama, no podía dar un giro para acomodarme, si me ubicaban en una silla, me tenían que dejar lo mejor posible, porque no tenía la fuerza para acomodarme, los alimentos me los tenían que dar en la boca, en fin, todas las cosas básicas, no podía hacerlas. Hoy me siento realmente feliz de lo bendecida que soy por Dios y la Virgencita, y he tenido un progreso absolutamente positivo que espero siga así. Ya estoy haciendo teletrabajo para la Emisora del Ejército y sigo avanzando para iniciar otros proyectos en los que trabajo actualmente, como el programa de Televisión Fórmula Médica tv, del cual soy productora y presentadora».

-Vi en una nota que su agradecimiento a Dios es ilimitado por tenerla de nuevo en el mundo.

R- «yo estoy agradecida hasta el infinito con Dios y la Virgencita, disculpen que sean tan reiterativa en ese tema, pero sin ellos nada de esto estaría ocurriendo, me devolvieron a la vida y seguro tengo que responder con grandeza, tratando de ser mejor ser humano»

¿Piensa regresar a su trabajo en la emisora?

«Si ya estoy enviando informes a la Emisora y la semana próxima empezamos a grabar televisión y algunos compromisos de asesoría en prensa en los que también he estado comprometida desde hace tiempo.

-Alguna recomendación para quienes andan en manifestaciones y tumultos que son caldo de cultivo para un contagio?

R- «Si definitivamente tenemos que ser muy responsables, el Covid19 es una enfermedad muy dura, cruel, debemos protegernos, porque no existe garantía que llegue en forma leve, puede pasar algo como lo que me ocurrió y no siempre tenemos la suerte de regresar a la vida. Cuídense por favor, por favor, no participen de estas aglomeraciones y manifestaciones donde el nivel de contagio es altísimo. La vida no tiene precio, no expongan su seguridad y la de sus familias de esa forma tan demencial como lo estamos viendo. Que el Señor y la Virgencita, nos sigan acompañando y protegiendo, frente a esta pandemia que tanto dolor nos ha causado en el mundo.»

Así es Nidia Jeanette Martínez, la periodista bogotana que tuvo la suerte de regresar a la vida, tras pasar por el suplicio de una UCI que la devolvió a la normalidad.


Fuente: Eje 21