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Vacuna COVID, decisión personal con impacto social

Revista Hoy en la Javeriana | 17 de septiembre de 2021
 

En los últimos cincuenta años ninguna enfermedad había causado el impacto sanitario, mental y social como la pandemia por la COVID-19, cuyos efectos seguiremos gestionando por un tiempo aún no definido. Un virus altamente contagioso, que no conoce fronteras, puso en emergencia permanente todos los sistemas de salud del mundo; convocó a la comunidad científica a una cita sin precedentes para integrar una red global de intercambio y gestión de conocimiento en un laboratorio vivo para estudiarla abundantemente y en tiempo real. Aceptamos el reto y demostramos estar a la altura de esta coyuntura.





Gracias a ello podemos afirmar con toda precisión que: sabemos cómo se causa y se transmite, conocemos las medidas preventivas para disminuir el contagio y la letalidad, estandarizamos el tratamiento a seguir en casos donde se agudiza la enfermedad, conocemos el riesgo de mortalidad y cada vez más sobre las secuelas. Y lo más importante, hoy tenemos plena convicción científica y ética de que la aplicación masiva de vacunas es la alternativa más eficaz para contrarrestar los fallecimientos y efectos colaterales causados por la enfermedad en salud mental, bienestar social, reactivación económica, etc.

A diferencia de otras enfermedades, la COVID 19 es muy contagiosa, incluso desde las personas asintomáticas, lo que favorece su rápida difusión. Sabemos que es grave o mortal en personas con comorbilidades (otras enfermedades crónicas de base) y en quienes tienen la susceptibilidad genética, por ello es frecuente el relato de algunas familias con desenlaces fatales. No obstante, los estudios evidencian que cuando una persona decide vacunarse, disminuye la probabilidad de infectar a otras personas, lo cual es altamente positivo, por eso la tan mencionada inmunidad de rebaño.

La otra realidad, científicamente comprobada por la Epidemiología, es que, en los países con amplias coberturas de población, los nuevos picos de casos graves y necesidad de cuidado intensivo ocurre predominantemente en personas no vacunadas. Es sencillo, cuando nos vacunamos no solo mejoramos nuestra capacidad de supervivencia o de tener las formas leves, además disminuimos el riesgo de propagar el virus. Por tanto, al vacunarnos tomamos una decisión de autocuidado y mutuo cuidado.

En nuestra modernidad cuando asumimos decisiones, tenemos un fundamento central, el de los derechos humanos, el ejercicio de la dignidad y la autonomía. Por ello es clave revisar el artículo 29 de la Declaración de los Derechos Humanos: "Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática". Aunque la vacunación no es obligatoria en nuestro país, es una linda y sencilla forma de ejercer nuestro deber con la comunidad y de asumir una decisión democrática autónoma por nuestra protección y la de los demás, respetando el derecho a la vida y la salud.

Recordemos que, en Colombia, un Estado social de derecho, la vida y salud son derechos fundamentales y nuestra Constitución Política los establece entre los deberes en su artículo 95: "1. Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios; 2. Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas". Qué acción tan transcendental la que tenemos con un acto sencillo como el de la vacunación, ejerciendo nuestra autonomía para el cuidado solidario de los otros, en especial de quienes tenemos más cerca en nuestra interacción social.

Finalmente, al vacunarnos y estimular a otros a vacunarse, nos acercamos al fin de la pandemia y generamos un importante aporte sanitario específico, que a su vez aporta a la reactivación social y económica de nuestro país y del mundo. Vacunarse es un comportamiento de seguridad personal y de amor por los demás.


Fuente: Revista Hoy en la Javeriana