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El HUSI hoy

 

La magia de la sonrisa llegó al HUSI
 

Fecha de publicación: 16-mayo-2019

Siendo el 24 de abril un día normal para todos, las Directivas del Hospital Universitario San Ignacio quisieron sorprender a sus empleados y usuarios, trayendo un regalo muy especial. Por cuatro días consecutivos, una mezcla de amor y sonrisas se reflejaron en el bello arte de producir magia.
    
La combinación entre estas acciones, en cualquiera de sus presentaciones, es una búsqueda constante de: calor humano, seguridad, paz, y una espera más agradable a esas largas horas que tienen que vivir nuestros usuarios en el HUSI, con el fin de que se sientan como en casa.

De estatura 1.85, maletín café, sombrero gris y varios trucos bajo las mangas, Antonio Loyola Rodríguez más conocido en el mundo del arte como Tony el Mago vino a nosotros desde Cuba, para darnos una lección importante de vida, puesto que, en medio de las dificultades, nos enseñó que el amor todo lo puede y que a través de él podemos escuchar las más bellas melodías de la vida.  
 

La apertura al teatro de las sonrisas del Mago se dio en la sala de espera de Laboratorio Clínico, ubicada en el segundo piso del Hospital, que se llenó de pacientes sorprendidos sacando de ellos aquel niño interior que todos llevamos dentro. Lo que nadie sabía era que aquellos trucos provenían de un ser que, en medio de sus dificultades auditivas, había decidido ser mago porque eso era lo que verdaderamente lo apasionaba. Como bien lo expresó en varias ocasiones, para él no había trabajo más cálido y agradable que trabajar para producir una sonrisa a los niños y, en este caso, nuestros pacientes fueron los testigos directos de la calidad de su trabajo.

Nacido el 8 de noviembre de 1953 en  Camagüey, Capital de la provincia homónima en Cuba, quedó sordo desde muy pequeño y ello le dejó en condición de sordomudo, Tony el Mago empezó su vida profesional a los 22 años. Desde su infancia fue influenciado por su padre quien también ejercía esta bella profesión. Recuerda que sus primeros pasos se dieron a la edad de 8 años, cuando su padre y su tío le enseñaron sus primeros trucos con pañuelos y sogas.

Su esposa (también sordomuda) y sus cuatro hijos han sido su apoyo y motivación personal por el largo recorrido que ha realizado hasta el momento. Tony nos recordó que su motivación principal no es el dinero. Él trabaja principalmente por amor, pues de esta manera logra sentirse a gusto con su vida. Además, la felicidad y las sonrisas lo llenan del cariño que quiere infundir en el mundo por medio de trucos de magia que lo sacan de la rutina.

Aun cuando en su país no son fáciles las cosas, la comida es escaza y todo es muy costoso, lo único que le interesa es ayudar a personas de su gremio, personas sordomudas que luchan y trabajan muy duro en busca de cosas básicas como ropa o calzado, personas sordomudas que, como Tony el Mago, buscan oportunidades para sobresalir en medio de las dificultades que nos presenta la vida.  

Bien afirmó el Mago Tony al finalizar su recorrido por las salas de espera y diferentes servicios de nuestro Hospital Universitario San Ignacio, el cual sorprendió a más de 400 usuarios: "A mi público en general les digo, ámense todos, a las personas sordomudas, tengan confianza y sobretodo confíen en Dios, él todo lo puede".  
 

Escrito por: Tatiana Bonilla. Oficina de Comunicaciones.