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AVANZA EL AÑO Y LA CASA COMÚN NO ESPERA
Por: Julio César Castellanos Ramírez MD- Director General
Feb 02 2018
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Corriendo ya el segundo mes de este 2018, oímos con alguna frecuencia en nuestros grupos de trabajo, que cómo va de rápido el tiempo y que el año pronto acabará. Esto, que para algunas personas puede ser jocoso o broma, para otros simplemente es un comentario suelto, y para otras personas puede convertirse en un factor de ansiedad o angustia al creer que no le alcanzarán las horas, días y minutos para lo que se debe hacer.

El tiempo, que es una dimensión más en la cual medimos nuestro entorno y hemos creado como convención para hacer tangible los cambios que la rotación y traslación de la tierra manifiestan, es quizás la variable que más puede generar angustia al ser humano, en cuanto es la que aún no hemos podido controlar, modificar, detener o acelerar.

Somos en nuestro carácter de seres vivos afectados por el paso del tiempo y ello es natural, pero el atributo que nos genera nuestra condición de seres pensantes de tener una percepción de ese tiempo y que ella nos genere estímulos emocionales positivos o negativos, está íntimamente ligado a la esencia humana.

Les invito a disfrutar el paso del tiempo evitando el "sufrir" el paso del tiempo. Esto lo lograremos si colocamos para nuestro trabajo y nuestra vida metas razonables y organizamos un poco nuestras prioridades y caminamos hacia las metas y prioridades con amor y disfrutando lo que hacemos, entonces, cada vez nos alcanzará más el tiempo y en cada día o mes habremos logrado mayores avances.

Cuando sintamos que el trabajo nos agobia y el tiempo no alcanza, tomemos unos minutos para reflexionar, reorientar nuestras prioridades y orden de trabajo, y si el uso del tiempo depende de nuestros jefes, dialoguemos con ellos y replanteemos el uso del mismo, de manera que en conjunto logremos atender primero lo más importante y hacer más cosas importantes en el mismo tiempo.

Los extremos climáticos que hemos vivido en cuanto a ciertos cambios meteorológicos de vientos, temperaturas, lluvias y sequías en el mundo a finales del año pasado y a inicios de este, nos impulsa con evidencia a asumir una prioridad en el cuidado de la Casa Común (la tierra y sus ecosistemas). Si bien la edad de la tierra se mide en millones de años (4.470 millones de años) y la de las personas en decenas o centena de años, las 7.577. 952. 926 de personas que vivíamos, según la ONG Population Matters, al momento de escribir este artículo, tenemos con nuestra conducta protectora o dañina del entorno un peso muy importante en el futuro del planeta.

Recordemos que, en nuestra Misión tenemos el compromiso de que, inspirados en una ecología integral buscamos el desarrollo en la consecución de un progreso más sano, más humano y más social. Ante la realidad y nuestro compromiso, es indudable que debemos dar prioridad al cuidado de nuestro entorno. Sin embargo, con preocupación he escuchado que muchas personas se dedican a criticar a sus propios gobiernos, a otros gobiernos (por ejemplo, el actual de Estados Unidos de Norteamérica), a las compañías transnacionales, a las potencias o imperios políticos contemporáneos, pero poco modifican sus hábitos y conductas en favor de la conservación de la Casa Común.

Si bien debemos procurar que la agenda política local, nacional e internacional incluya el cuidado del planeta, debemos aceptar que el problema es grave, que va aumentado y que, nos afecta a todos en mayor o menor grado, además debemos admitir también que cada año será peor. Por tanto, no debemos esperar pasivamente a ver qué hacen otros.

Si no hemos empezado a observar y modificar nuestro comportamiento, debemos hacerlo ya, tanto en nuestro trabajo como en nuestra casa. Es nuestro deber como seres humanos incluir el ahorro de agua y energía, el reciclaje, el uso de productos biodegradables, la disminución del uso de detergentes, de bolsas y de envases plásticos, etc., en nuestros hábitos, hasta volverlos costumbre, porque no solo le damos un día más a la Tierra, sino también a cada ser vivo que habita en el planeta, y al vivir en un entorno más sano alargamos la vida del planeta, pero su vez alargamos nuestra propia vida.

Hagamos de nuestro Hospital y nuestras familias grupos activos, responsables con el ambiente, tal como nuestra Misión lo dispone, y podemos empezar con el cuidado del agua y el manejo adecuado y responsable de los desechos. Busquemos qué más podemos hacer aquí y en nuestros hogares para cuidar a la Tierra.

Un problema como este, es un reto para todos, por lo tanto, su solución es de todos, como afirmó el científico Albert Einstein (1879-1955): "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por los que se sientan a ver lo que pasa."  Y que como dijo el poeta y dramaturgo alemán Johann W. Goethe (1749-1832): "El día es excesivamente largo para quien no lo sabe apreciar y emplear". Y un tiempo que pasa rápido, pero utilizando parte de él en el cuidado consciente de la Casa Común, es un tiempo disfrutado y que de seguro hará más larga nuestra existencia como personas y especie.