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Nuestro HUSI He pensado que…
Por: Padre Eugenio Antonio Gómez Caycedo, S.J.
Dec 11 2018
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He pensado que el valor de los signos depende del significado. La época de la Navidad está llena de signos que, supuestamente, son expresiones de alegría: Las luces, la música, las comidas, los regalos, etc. Muchos de estos signos tienen origen en el cristianismo: Se hacen los Pesebres, se reza la Novena, se hacen viajes a lugares emblemáticos, se preparan comidas especiales, entre otras cosas.

Para armar los Pesebres, por ejemplo, se emplean elementos tomados de los evangelios: El Portal de Belén, las figuras de María, José y el Niño, los pastores y el rebaño, los Reyes Magos, la estrella, las ofrendas, los ángeles y el canto del Gloria, el Rey Herodes y los doctores de la ley, los ancianos Simeón y Ana. Y a lo largo de los siglos se ha ido enriqueciendo con nuevos elementos, fruto de la imaginación de los artistas y del afecto de los devotos.

La pregunta que cada uno de nosotros debería hacerse es: ¿Qué significado tienen esos objetos? Porque actualmente, las celebraciones navideñas han dejado de ser fiestas religiosas exclusivas de los cristianos. Se las apropian personas de toda índole: Creyentes y no creyentes; y, por eso mismo, han ido cambiando de nombre y de significado. La Fiesta de la Virgen María del 8 de diciembre, por ejemplo, se llama "la Noche de las Velitas"; y un pino candelabro adornado con paquetes vistosos y nieve artificial, no puede faltar en las casas y almacenes, desde los primeros días del mes de diciembre.

He pensado que es importante que demos, a las fiestas navideñas y a todos los signos que empleamos, significados acordes con nuestras convicciones.

"La Navidad actualiza cada año el acontecimiento más importante de la historia humana", éstas son las palabras introductorias de la "Novena de Navidad" del Servicio Espiritual de nuestro Hospital. Significa que no se trata tan solo de traer a la memoria un acontecimiento acaecido hace muchos siglos, sino "actual", como sugiere San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, al dar las orientaciones sobre la manera de contemplar el nacimiento de Jesús:

"Ver las personas, es a saber, ver a Nuestra Señora, a José y al Niño Jesús después de ser nacido, haciéndome yo un pobrecito o esclavito indigno, mirándolos, contemplándolos y sirviéndolos en sus necesidades, como si presente me hallase… Y después reflexionar en mí mismo para sacar algún provecho".

Y el provecho esperado es: "Conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga" (Ejcs. 110 ss).

Ese amor y seguimiento de Jesús, se concreta en la frase inicial de cada día de la Novena del Hospital:

"Navidad es la luz que brilla cuando practicamos la justicia, cuando obramos con misericordia, cuando somos solidarios en el perdón, cuando construimos comunidad donde hay amor, cuando respetamos y defendemos la vida, cuando trabajamos por la paz".

Leemos en el Evangelio de San Juan: "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron" (Juan 1, 11).

¿Qué figuras están en nuestro Pesebre?, ¿cómo reciben al Recién Nacido?, ¿está Herodes, que se manifiesta muy interesado en conocer al Recién Nacido para ir a visitarlo y rendirle adoración, pero busca matarlo porque siente su nacimiento como una amenaza?, ¿está José protegiendo a Jesús de quién se siente con derecho a matarlo?, ¿están los Reyes Magos, extranjeros, perseverantes en la búsqueda y entregando sus más significativos regalos?, ¿está el coro de los ángeles?, ¿están los campesinos con sus ovejas, el burro y el buey?

Y si estamos nosotros, ¿cómo nos vamos a representar?, ¿con qué sentimientos?, ¿será necesario disfrazarnos?

He pensado que cada uno de nosotros debería hacerse esta pregunta: ¿Qué significado tiene para mí la Navidad?