He pensado que… en el Hospital San Ignacio, en este "Mes de la Seguridad", viene muy bien la afirmación de que la seguridad no es tan solo una frase llamativa sino una forma de vida.
 

En nuestras dependencias se definen los riesgos y se evalúan continuamente, de tal manera que cada día se logra una mayor seguridad en todos los aspectos.
 

Pero, si "la seguridad es una forma de vida" es conveniente examinar cómo concebimos la seguridad. Porque hay quienes esperan que la seguridad venga de afuera y que sea fruto de leyes, cuyo acatamiento se logra por la fuerza y por medio de castigos y multas. Y esas mismas personas son las que, cuando no están presentes las autoridades, eluden los medios con los cuales se pretende brindar seguridad, como semáforos, cinturones, cascos, límites de velocidad, etc. 
 

Una forma muy diferente de vivir la seguridad, es la que nace de la mente y el corazón, que se garantiza porque cada persona se hace consciente de los riesgos inherentes a las actividades humanas y pone los medios para evitar que se materialicen.
 

Las labores que realizamos en nuestro Hospital son riesgosas, pero cuando cada uno de nosotros tiene como propósito "en todo amar y servir", no solo trata de cumplir con todos los protocolos establecidos en procura de seguridad, sino se empeña en un continuo mejoramiento.

 

En este mes de abril, tiene lugar la celebración de la llamada "Semana Santa" o "Semana Mayor". Es una semana que también se puede vivir de formas diferentes: para muchos es tan solo un tiempo de receso, para otros una oportunidad de encontrarle sentido a la labor que realizan y que requiere sacrificio, pero tiene como perspectiva la vida: cruz y resurrección.