Cuando se pueda leer este texto, el avance de la epidemia de Coronavirus se seguirá dando en el mundo, y en Colombia ya deben estar presentándose los primeros casos de transmisión autóctona en el país. Pero hay que reflexionar si la crisis emocional y social que se desencadenó es por las características de la enfermedad en sí, o por el impacto que sobre nuestros temores ella ha tenido. 
 

Pensemos, si no existiese esta epidemia, y de cualquier otro tema (accidentes de tránsito, alergia a medicamentos, eventos adversos, etc.) nos empiezan a presentar el número de muertos que hay en el mundo de manera acumulativa, ello, ante nuestro natural temor a morir, nos generaría prevención y miedo, y de pronto, asumiríamos conductas de fobia o pánico para encerrarnos. Algunas prudentes y otras exageradas o injustificadas.
 

Este tema no es nuevo, epidemias hemos tenido en toda la historia de la humanidad, pero en este momento por la globalización física (viajes aéreos) y la virtual (Internet y Redes Sociales), el fenómeno biológico (la enfermedad) y la información verdadera o falsa (contagio, casos confirmados y fallecimientos) se tienen en casi todo el mundo en tiempo real. Ejemplo de esto, de la buena información, es el mapa interactivo de casos de coronavirus que la Universidad John Hopkins puso a disposición en su sitio web.
 

Para continuar esta reflexión, presento este texto que encontré en la Web:

"El labriego y la peste" Se encuentra el labriego con la peste y le pregunta: –¿Peste para dónde vas?  Y la peste le contesta: –Voy para Bagdad a matar a 500 personas. 

Días después vuelven a encontrarse y el labriego le dice a la peste: –Peste mentirosa me dijiste que ibas a Bagdad a matar 500 personas y mataste 5.000. Y la peste le responde: –Efectivamente, yo maté 500 personas, los demás se murieron de miedo". 
 

Puede ser que ahora no muramos de miedo, pero se observa en los países un temor exagerado que hace que se viva con temor e incluso se pone en riesgo a otros. Es frecuente ver en todo el mundo a personas sanas usando tapabocas o mascarillas, pensando que ellas las protegen de adquirir la enfermedad y no es así. Esto genera desabastecimiento y hace que cuando las requieran los enfermos o las personas a cargo de cuidarlos, hayan subido su precio o no se consigan, un miedo que pone en riesgo a otros muchos.
 

Se han observado comportamientos xenofóbicos de odio a extranjeros, sobre todo a personas orientales, cuando la realidad es que estando en todo el mundo, no es solamente una nacionalidad la portadora del virus. 
 

Se optimista y recuerda que la enfermedad afecta en forma leve a más del 80% de las personas que la presentan, pero prepárate con serenidad si quedas en el 20% restante.
 

Ante la realidad, lo importante es ejercer nuestra responsabilidad como seres tranquilos y reflexivos. Estas responsabilidades las vamos a dividir en Autocuidado y Mutuo Cuidado.
 

Del Autocuidado: Lavarnos con frecuencia las manos, evitar el saludo de manos y besos, si presentamos la enfermedad quedarnos en casa, consumir líquidos abundantemente y tomar los remedios caseros, si hay molestias, sentimos fiebre muy alta y tos consultemos al servicio domiciliario de atención primaria, si hay dificultad severa o malestar acudamos al hospital más cercano.  En todo caso, mantengamos nuestra casa y lugar de trabajo bien ventilados. Evitemos contacto que no sea indispensable con personas que sufran infección respiratoria. Solo atendamos la información de fuentes oficiales y confiables.
Mutuo cuidado: Cuando tengamos enfermedad respiratoria quedémonos en casa y cuando estemos en contacto con otras personas usemos tapabocas, al toser o estornudar, si no tenemos el tapabocas hagámoslo cubriéndonos la boca con el codo o un pañuelo. Lavémonos las manos frecuentemente, no contribuyamos a la divulgación de noticias falsas de fuentes no oficiales y confiables.
 

Les invito a recordar QUE LA VIDA Y LA SALUD SON NUESTRAS Y QUE ESTÁ EN NUESTRAS MANOS EMPLEAR LOS HÁBITOS Y COSTUMBRES CORRECTAS. 

ASÍ QUE CON ÁNIMO A CUIDARNOS MÁS Y ASUSTARNOS MENOS.