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Cigarrillos electrónicos 



Los cigarrillos electrónicos (CE) son unos dispositivos que sirven para vaporizar un líquido compuesto por una mezcla de sustancias químicas que con la inhalación se depositan en los pulmones del usuario. Pero ¿realmente ayudan a las personas a dejar de fumar? ¿Quiere saber qué tan buenos son para su salud?
 
Los cigarrillos electrónicos también llamados vaporizadores electrónicos, eCig o eCigar, fueron creados en China en el año 2004; están hechos de acero inoxidable, tienen una cámara con un líquido que puede o no contener nicotina en diferentes concentraciones (hasta 36 miligramos) y son alimentados por una batería recargable. Al inhalar, se calienta el líquido y se produce un vapor que es el que inhala el fumador. El vapor no se genera entre una y otra inhalación.
Existen innumerables modelos de cigarrillos electrónicos, en algunos se recarga el líquido, en otros, simplemente se reemplaza el cartucho. También es importante la diferencia en la calidad de los distintos productos dado que, hasta la fecha, no existe un estándar aceptado para poder calificarlos como "seguros". Estudios en diferentes marcas de cigarrillos electrónicos muestran una gran inconsistencia entre los valores que "dicen tener" y los que realmente tienen; por ejemplo no está estipulado qué contenido de nicotina corresponde a alto, mediano o bajo.
Los fabricantes los ofrecen como una alternativa al cigarrillo tradicional, para poder fumar en lugares donde el cigarrillo tradicional está prohibido, para no inhalar las más de 7.000 sustancias tóxicas del cigarrillo y para no dañar la salud de las personas que los rodean.  También son promocionados como una "alternativa más saludable" para dejar de fumar.
 
REALIDADES SOBRE EL CIGARRILLO ELECTRONICO:
 
Hasta la fecha, no existe evidencia científica sobre su eficacia como ayuda para dejar de fumar ni sobre su seguridad.  
  • La nicotina es adictiva. Por lo tanto, reemplazar un cigarrillo de tabaco por uno electrónico -que también tiene nicotina- no evita los riesgos de adicción. Además, al simular el acto de fumar, el cigarrillo electrónico no contribuye a que los fumadores abandonen el componente psicológico del consumo de tabaco. La absorción de la nicotina por vía pulmonar (a diferencia de los parches u otros medicamentos de sustitución nicotínica) genera en el fumador la rápida captación de nicotina en el cerebro con la consecuente sensación de placer similar a la que puede producir el cigarrillo común.
  • Por otra parte, el cigarrillo común se acaba luego de unas 10 inhalaciones, mientras que el cigarrillo electrónico, en cambio, puede usarse para inhalar muchas más veces con el riesgo potencial de intoxicación por nicotina.

Los aspectos más importantes a considerar en lo que concierne a la seguridad de los cigarrillos electrónicos son: 

  1. La cantidad de nicotina que es liberada en cada inhalación. La cantidad total de nicotina por cartucho de 1 ml oscila habitualmente entre 6 y 36 mg, pero los envases con solución acuosa de nicotina para rellenar dispositivos pueden alcanzar una dosis total de más de 100 mg ya que contienen habitualmente unos 15 ml. Hay que tener en cuenta que la dosis letal de nicotina oscila entre 0,5 y 1 mg de nicotina por kg de peso, por lo que un niño de 30 kg podría morir si ingiriese accidentalmente el contenido de un solo cartucho o 1 ml de líquido. 
  2. El vapor del cigarrillo electrónico contiene sustancias toxicas para la salud a corto y largo plazo. En el vapor que liberan los cigarrillos electrónicos se detectan diferentes sustancias: formaldehído, acetaldehído y acroleínas. El formaldehído y la acroleína se forman como consecuencia del calentamiento de la glicerina. Por otro lado, metales como níquel, cromo y plomo han sido encontrados en el vapor de los CE. Es de destacar que los niveles de níquel encontrados en el vapor de los CE son más elevados que los detectados en el humo de los cigarrillos. La International Agency for Research on Cancer clasifica todas estas sustancias como carcinogénicas, sin determinar un umbral de seguridad para su consumo. Además, algunas de estas sustancias tienen capacidad para producir daño en el intersticio pulmonar. La Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud afirman que los cigarrillos electrónicos contienen ingredientes que producen cáncer (como las nitrosaminas) y otros químicos tóxicos peligrosos para la salud, como el etilenglicol, utilizado como anticongelante para los carros. El propilenglicol, por ejemplo, se asocia con síntomas respiratorios y mayor riesgo de asma en personas predispuestas.
  3. Exposición a humo de segunda mano: se ha encontrado que el vapor que producen los CE contiene partículas del tipo PM 2.5 que, además de ser perjudiciales para los consumidores activos de CE, lo pueden ser para los consumidores pasivos de este tipo de productos.
  4. El cigarrillo electrónico puede reinstaurar el hábito de fumar en los exfumadores y puede ser una nueva puerta de entrada al consumo de tabaco por parte de los jóvenes. Por ejemplo, diversas marcas contienen saborizantes atractivos para los jóvenes como chocolate, café o menta. Miembros de la Academia Americana de Pediatría afirman que, probar un cigarrillo electrónico promocionado como "seguro", puede llevar a los jóvenes a fumar cigarrillos comunes y eventualmente a convertirse en adictos a la nicotina.

POSTURAS OFICIALES CON RESPECTO DEL USO DEL CIGARRILLO ELECTRONICO

La postura oficial de la  Organización Mundial de la Salud (OMS), comunicado de prensa de julio de 2013, es la siguiente: No es posible recomendar el uso de este tipo de dispositivos (cigarrillo electrónico), ni como alternativa al cigarrillo convencional ni como método para dejar de fumar, ya que no está demostrada su efectividad y seguridad en el tratamiento de los fumadores. No existe evidencia científica consistente para apoyar el uso terapéutico de estos productos. De otra parte, la OMS ha prohibido expresamente a los fabricantes que anuncien este producto como una forma de tratamiento del tabaquismo, debido a la carencia de estudios rigurosos que demuestren la efectividad del cigarro electrónico como terapia de remplazo o sus niveles de toxicidad.

La FDA (US Food and Drug Administration), en un comunicado de julio de 2009, advierte: hasta la fecha, no se sabe exactamente qué concentración de nicotina y otros tóxicos inhalan las personas que fuman cigarrillos electrónicos. Además, a diferencia de lo que sucede con los parches y los chicles de nicotina, no existen estudios clínicos sobre los efectos de los cigarrillos electrónicos en la salud de los fumadores y de los no fumadores expuestos, por lo que desaconsejan su uso.

El INVIMA (Instituto Nacional de Vigilancia de medicamentos y Alimentos del Ministerio de la Protección Social de Colombia), en un comunicado de Alerta Sanitaria emitida el 29 de Julio de 2010 advierte:

  • El INVIMA no ha autorizado los cigarrillos electrónicos en Colombia.
  • Los cigarrillos electrónicos no tienen bondades terapéuticas.
  • Se desconoce el alcance de los riesgos por uso del cigarrillo electrónico.
  • No son una alternativa para dejar de fumar.

En marzo de 2014, el Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (CHUAC) diagnosticó el primer caso en España de neumonía lipoidea que fue asociada al cigarrillo electrónico y relacionada a la presencia de glicerina vegetal entre los componentes de las cargas. 

En agosto de 2014, La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) considera que es necesario y urgente que:

A. Las autoridades sanitarias españolas regulen el CE y sus accesorios como una medicación. De esta forma se controlaría el consumo indiscriminado del mismo que está ocurriendo en el momento actual, con el consiguiente peligro no solo para la salud pública, sino también para que los jóvenes se inicien al consumo del tabaco a través de él y, además, se perjudique el proceso de des-normalización del consumo de tabaco en lugares públicos consecuencia de la actual Ley reguladora del consumo del tabaco. Además, la regulación de este dispositivo como una medicación contribuiría a que su producción y distribución se ajustasen a los estándares de calidad y seguridad requeridos para productos de uso farmacéutico. Por otro lado, este tipo de regulación facilitaría la investigación científica y médica de estos dispositivos.

B. Las comunidades científicas nacionales e internacionales deben poner en marcha estudios clínicos amplios y de calidad que eviten las deficiencias metodológicas que tienen los que hasta ahora se han realizado y que sirvan para determinar de forma fiable la eficacia y la seguridad de uso del CE.

 

En conclusión: el uso del cigarrillo electrónico ha sido cuestionado por generar daño en los pulmones, ser cancerígeno y sus efectos se homologan a los del tabaco.

Elaborado por:

Nelci Becerra.
Pilar García.
Clínica para dejar de fumar 
Pontificia Universidad Javeriana

Hospital Universitario San Ignacio