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HE PENSADO QUE…
Por: Padre Eugenio Antonio Gómez Caycedo, S.J. – Director de Auditoría Interna de Gestión
Nov 02 2017
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Aunque sea una verdad incontrovertible que "es mejor prevenir que curar", casi siempre los acontecimientos nos cogen desprevenidos, porque no nos hemos ocupado en prevenirlos.

La previsión, en el caso de un Hospital tiene suma importancia y, si se aplica, constituye una revolución en el campo de la salud. Dejaría de gastar sus energías en curar enfermedades para dedicarse a evitarlas y a lograr una mejor calidad de vida. Lamentablemente, pensamos en la salud, cuando la perdemos y nos acordamos de los médicos cuando se presentan las enfermedades, pensando que su razón de ser es curarnos y lo que esperamos es que desaparezca el malestar que sentimos y no tanto conocer la causa que lo produjo.

Por fortuna, cada día hemos ido aprendiendo que los primeros culpables de gran parte de los males que padecemos somos nosotros mismos, y que, aunque sepamos que "es mejor prevenir que curar", no solemos obrar en consecuencia. Según esto, lo primero que debemos preguntarnos es si nosotros conocemos nuestro propio cuerpo y ponemos todos los medios para cuidarlo con una actitud preventiva o si nos esperamos a que se manifiesten las fallas. Todos los discursos sobre el cuidado de la casa común son "bla bla bla", si no empezamos por cuidar nuestro propio cuerpo: nuestra casa.

Hay en nuestro Hospital una serie de prácticas sencillas orientadas a la prevención de infecciones: por ejemplo, el lavado de manos, el uso de tapabocas y gorros, etc. Y se han inventado recordatorios ingeniosos para que todos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad y nos convirtamos en promotores de salud.

A fuerza de repetir los actos se crean los hábitos. Algunos de nuestros hábitos son favorables a la salud; pero otros son perjudiciales y difíciles de desarraigar. Es preocupante y triste, por ejemplo, ver a los jóvenes fumar, sin percatarse de que muy cerca de ellos se debaten entre la vida y la muerte no pocas personas fumadoras activas o víctimas pasivas del cigarrillo.

Para prevenir enfermedades tenemos que aprender a alimentarnos bien; a ejercitarnos, a descansar, a dormir, a establecer rutinas y horarios y cumplirlos. Hay una serie de refranes que sabemos de memoria y que, si los pusiésemos en práctica y los inculcáramos a los demás, cambiaríamos sustancialmente la función de los hospitales y de sus trabajadores:

"Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo".
"Come para vivir y no vivas para comer" "Beber con medida alarga la vida".
"Quien quiera vivir sano, que coma poco y cene temprano".
"Después de comer, ni un sobre leer".
"El sueño es media vida y la otra media, la comida".
"La gota es mal de ricos y se cura cerrando el pico".


He pensado que… "es mejor prevenir que curar", porque "¿árbol que crece torcido quién lo endereza?"