Temas
del Mes

He pensado que Navidad es acoger la vida con amor
Por: Padre Eugenio Antonio Gómez Caycedo, S. J. - Director de Auditoría Interna de Gestión
Dec 13 2016
vistas
Celebrar la Navidad no es traer a la memoria un acontecimiento acaecido hace miles de años, sino revivir una realidad siempre presente y siempre nueva. Una de las meditaciones más enriquecedoras de los Ejercicios de San Ignacio es la del Nacimiento de Jesús, porque nos propone que no nos comportemos como simples lectores de un texto, sino "ver a Nuestra Señora, a San José…y al Niño Jesús… mirándolos, contemplándolos y sirviéndolos en sus necesidades, como si presente me hallase…" (E.E. 114).
 
En los evangelios encontramos pasajes que expresan la alegría, admiración y gratitud por el nacimiento de Jesús: cantan los ángeles y comunican lo acontecido a unos pastores, que corren a Belén y al encontrar al niño con su madre María, se llenan de alborozo y corren a difundir tan grata noticia. Llegan del Oriente unos sabios guiados por una estrella misteriosa, encuentran al niño, le rinden homenaje y le brindan regalos. Pero contrasta con los relatos anteriores, el hecho de que Jesús haya tenido que nacer en un pesebre, porque sus padres no encontraron lugar en la posada y que hayan tenido que huir, porque para el Rey Herodes dejar que viviera ese niño atentaba contra sus intereses y lo buscaba para matarlo.  
 
"A aquel que era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo… el mundo no le conoció… vino a los suyos y los suyos no lo recibieron" (Evangelio de San Juan: 1, 11).
 
Y esta reflexión nos lleva a que todos los días en nuestro Hospital surgen y resurgen nuevas vidas: vemos mamás que llevan en sus brazos bebés, que nos conmueven con sus ojitos inocentes, su sonrisa, su llanto y su debilidad, mientras las mamitas los arrullan y les hablan con ternura. Es la misma escena del pesebre. Y puede ser que pensemos que esto no tiene nada que ver con el nacimiento del Niño Dios y preguntemos, como en el relato del Juicio Final: "cuándo te vimos" en el HUSI, niño, enfermo, con hambre o con sed, llorando... ¿hicimos algo por ti?  La respuesta: "Yo les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo (Mt. 25, 40)".
 
¿Qué vamos a regalar en Navidad? ¿El pan de cada día de noticieros y periódicos? ¿Guerras, tragedias, atracos, peleas, asesinatos? ¿Cómo vamos a decorar nuestras casas? ¿Con calaveras, murciélagos, arañas, monstruos, símbolos de muerte y no de vida?
 
Navidad es vida, alegría, unión, paz y amor; luz, caritas sonrientes, abrazos, pan para quienes tienen hambre, consuelo y compañía para el que sufre; salud y alivio para los enfermos.
 
Podemos hacer de la Navidad un tiempo para gustar de la vida en familia, para conocer nuestra tierra y la rica diversidad de culturas que alberga, para hacernos niños con los niños, jugar, y compartir. Podemos conjugar en Navidad algunos verbos que quizás no frecuentemos: perdonar, agradecer, felicitar, saludar, animar, confiar, ceder el puesto, colaborar, escuchar, acoger. Todo esto es vivir la Navidad.