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EDITORIAL: FACULTAD DE MEDICINA Y HUSI 75 AÑOS DE SERVICIO
Por: Julio César Castellanos Ramírez- MD - Director General
Apr 05 2017
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El 23 de febrero dimos inicio con una Eucaristía Solemne a la celebración de los 75 años de existencia de la Facultad de Medicina de la Pontifica Universidad Javeriana –PUJ- y del Hospital Universitario San Ignacio –HUSI-, quienes nacieron como hermanos gracias a la iniciativa del entonces Rector, Padre Félix Restrepo S.J. y con el acompañamiento de distinguidos médicos, ambas instituciones, promovidas por la Compañía de Jesús y la Pontificia Universidad Javeriana, iniciaron el cumplimiento de la misión humanística docente.  
 
Juntos son un símil de la genética y la familia, pues esta hermana (Facultad) y este hermano (Hospital) nacen al tiempo (con el mismo ADN y en la misma casa), en medio de dificultades y crecen en la adversidad. La Facultad como buena hija disciplinada va superando barreras, ascendiendo cada día en calidad y sabiduría hasta llegar a ser la mejor en su género en el país; lo que le permite ocupar un lugar destacado en Latinoamérica. El Hospital algo más indisciplinado, tardó más tiempo en caminar (su apertura) y finalmente madura hacia los 65 años, haciéndose financieramente sostenible y destacándose por su trabajo sólido en atención de alta complejidad, investigación y docencia. Así que entonces a los 75 años, esta pareja de hermanos se presenta al país como un núcleo institucional que genera valor social. 
 
Continuando con la parábola del sembrador, que el Padre Rector presentó en la homilía del día 23, les invito a reflexionar sobre nuestro rol. Si nuestra labor conjunta es sembrar conocimiento, los estudiantes de pre y posgrado son la semilla y los profesores los sembradores. La institucionalidad del Hospital y la Facultad con todos sus recursos, su Talento Humano y sus pacientes, son el campo de siembra. Por lo tanto, debemos comprometernos a generar, con todos los medios posibles, las mejores condiciones para la asistencia, la investigación y la docencia, porque solo es posible enseñar bien donde se hacen las cosas bien y por quienes saben hacerlo. Nuestro compromiso debe ser con las personas a quienes cuidamos para preservar su salud y para mejorar su calidad de vida con dignidad y hoy lo hacemos quienes los atendemos y lo harán mañana quienes formamos hoy cuando los atiendan, llevando un modelo de servicio humano, seguro y eficiente a la posteridad y de forma continua. 
 
Varias publicaciones hablan de la importancia de la inteligencia emocional en la práctica médica, en cuanto permite el abordaje más profundo del individuo con una buena comunicación, lo cual considero fundamental, por ello invito a que en la Facultad y en el Hospital vivamos la emoción hasta los límites de la pasión y en ella el sentimiento más profundo: El amor.
 
En primer lugar, el amor por el otro, para entregar nuestros servicios al usuario y nuestro conocimiento al alumno. El amor propio para cultivar una autoestima que nos permita aceptar la crítica razonada y cambiar para el bien común, pero también para tener la seguridad necesaria para hacer y defender todo lo que consideramos conveniente y oportuno para nuestros pacientes y alumnos, sintiéndonos orgullosos de lo que somos y hacemos. Y de nuevo el amor por el otro para vivir la humildad con el convencimiento de que solos no somos nadie y nuestro propio crecimiento está dado por la vida en una sociedad donde vivimos y respetamos la mutua dignidad.
 
En conclusión, orgullo por lo que somos, amando a quienes servimos. Un compromiso que tanto la Facultad como el Hospital debemos hacer cotidiano en cuanto como obras de la Compañía de Jesús estamos para en todo amar y servir para la mayor Gloria de Dios.