Nuestra Institución
El HUSI hoy

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El alivio del sufrimiento, ¿pone fin a la enfermedad?

Olga Lucía Morales Mesa
Especialista en Dolor y Cuidado Paliativo
Directora del Centro de Atención Integral en Cuidado Paliativo HUSI


Les invito a reflexionar sobre qué tan conscientes somos de que la vida es un regalo que debemos valorar, apreciar y vivir como si fuera la única oportunidad que tenemos para hacerlo.

Por eso, es tan importante que el dolor y el sufrimiento no sea una justificación para no ser felices, porque la felicidad no está afuera de nosotros, sino dentro nosotros mismos. No espero, que con esto comencemos a filosofar, pero si pido que comencemos a pensar en mejorar muchas de las cosas que tenemos y podemos cambiar.

En estos años en el proceso de acompañamiento a pacientes al final de la vida, aprendí que un día cualquiera, un diagnóstico fatal puede tomarnos por sorpresa y cambiar nuestra vida, pero no es justo esperar a que ese momento llegue, para darle valor a algo que tenemos que valorar desde que nacemos. Precisamente en muchos momentos de análisis de situaciones difíciles con los pacientes, nos damos cuenta que nadie nos enseña a vivir. Si bien la idea no es enseñar algo que aprendemos con el tiempo y en la compañía de nuestra familia, si les pido un PARE y una verdadera reflexión de lo que somos y para dónde vamos.

El Hospital Universitario San Ignacio, entidad sólida que se construye siempre pensando en el bien de los pacientes y su la familia, aferrados a mejorar el destino de nuestro país, se ha concentrado en desarrollar un área médica de alto impacto.

 

 

El cuidado paliativo, más que ser una especialidad médica es un arte; un arte en donde se permite un acceso diferente a los pacientes que tanto lo necesitan, por tener diagnósticos de enfermedades crónicas, muchas de ellas sin posibilidad de curación, dejándolos en una situación de vulnerabilidad, donde la mayoría de sus sentimientos explotan sin definir bien qué tanto volumen se les desea poner.

Aliviar, mejorar y realizar un acompañamiento que le permita al paciente y su familia no sentirse solos en situaciones difíciles, son algunas de las tareas que hacemos en el día a día, así como contrarrestar el sufrimiento que los afecta, reconociendo que es un duro camino que hemos decido acompañarlos a recorrer. Porque no siempre es posible ponerle fin a una enfermedad, pero lo que sí es viable siempre, es lograr que la enfermedad no ponga fin a nuestra integridad.

Definir si es una comida o la otra lo que ha generado que hoy tengamos una dura patología oncológica llamada cáncer, es difícil de determinar, pero si está concluido que algunas conductas que tomamos diariamente pueden afectar y tener repercusiones importantes en nuestras vidas.

Por eso, realizamos talleres oncológicos destinados a la prevención temprana y hasta la prevención tardía, para evitar descompensaciones cuando ya se tiene el diagnóstico de la enfermedad. La realización de conversatorios destinados a los pacientes y sus familias es una de nuestras fuentes grandes de enseñanza. Todo diseñado para que en un futuro las personas tengan claro que, si no es posible curar la enfermedad, siempre será posible conciliar con ella. Y saber que existe un grupo terapéutico que enseña cómo hacerlo y poder así sobrellevarla hasta el último momento que esta nos permita respirar.

Hoy, quiero invitarles una vez más a conocer y reconocer una labor que se ha desarrollado más allá del cumplimento de unas políticas institucionales o de logar los objetivos propuestos de una misión. Pensemos en el futuro de nuestra gente y de una u otra manera fidelizar el compromiso que tenemos todos de hacer de nuestro país un lugar mejor. Porque creemos que poner fin al sufrimiento es tanto o más importante que acabar con la enfermedad.